sábado, 6 de junio de 2015

Parado, y ¡en plena recuperación! (I)

El PIB crece. El empleo crece. Las exportaciones crecen. Los créditos crecen.

Hasta el pelo crece cuando se tiene un poco de paciencia.

En medio de esta imparable recuperación económica me he quedado en paro. Siempre me ha gustado llevar la contraria. Por eso, mientras la calle está llena de dinero esperando ser ganado por los ciudadanos, yo me dirijo al antiguo INEM, a por el subsidio para vagos. Porque eso es lo que soy, un vago. Un mal español que no ha montado una empresa o que no ha trabajado lo suficiente para conservar el sustento. De ahora en adelante me toca chupar del bote.

Por estas razones he considerado conveniente escribir algunas entradas de blog al respecto. Pero no os hagáis ilusiones: mi condición de vago me hará recaer en la pereza; podría hacer cualquier cosa mala como levantarme tarde, dudar o incluso tocarme compulsivamente. Como un mono. Porque eso es lo que hacemos los vagos.

De ahí que proponga que eliminen los subsidios, para que, oh vagos del mundo, nos pongamos a buscar trabajo de verdad y en caso de no encontrarlo, a trabajar como deber a la patria o al capital privado o público que en algún momento del pasado nos contrató. Como veis, promuevo una revolución y un programa bastante más a la derecha que el de los partidos de centro.

Es una oportunidad. Para hacernos mejores. La pobreza embellece, hombre. Y la falta de horizontes, y de oportunidades: ¿qué mejor que eso para el cutis? De cada crisis salimos reforzados. Yo ya estoy preparando la buena época que me espera. Vamos a ser imparables. ¿Para qué queremos subsidios? Creo que hasta lo voy a rechazar mañana cuando, rodeado de vagos, ponga cara de cordero degollado para recibir la sopa boba. 

No hay comentarios: