jueves, 20 de noviembre de 2014

La miseria de la "actualidad" (I)

Enciende la tele. Una operación policial contra la corrupción concluye con el encarcelamiento de cincuenta sospechosos del PP y del PSOE, la mitad alcaldes. El último asesinato machista. Sube el paro. Un partido recién creado amenaza a los partidos viejos con desalojarlos del poder. Muere una aristócrata de casi noventa años. Una ex presidenta autonómica casi atropella a un policía. 

Podríamos entretenernos también con la noticia de un gato, del PP, que se niega a bajar de un gran árbol en el que creyó ver a una gaviota. Sería prácticamente lo mismo.

Decía Jean Baudrillard, un poco pesado, que este tipo de ficciones son las mejores, porque las protagoniza gente de verdad. 

Porque podría ser solo ficción: un enfoque, un encuadre, un resumen determinado... Al final constituyen un simulacro informativo. Como si nos nutriéramos a base de donuts, sin alimentarnos. Pero con la tripa llena. Siguiendo (y terminando) con Baudrillard, todo un crimen perfecto.

Las "historias" copan las pantallas de todos nuestros monitores. El periodista que quiere sorprender al redactor jefe o a su director llega a la redacción gritando "¡mirad qué historia tengo!" Están siendo relativamente sinceros sobre el objeto de su producción.

Vivimos en una dictadura del acontecimiento, en la que percibimos cambios y noticias constantes. Pero, paradójicamente, estos acontecimientos nos impiden saber lo que pasa. Porque las cosas que pasan, normalmente no pasan y siguen delante durante mucho tiempo. Como la persistente desigualdad, que es algo estructural y casi eterno, o la corrupción, o la acumulación de poder. Las estructuras en red de las mafias estafadoras, las causas del robo institucionalizado, la imposibilidad de crear una democracia radical, etc., no son cosa de personas, de rasgos de carácter ni de situaciones individuales. Son datos que exigen de otro tipo de explicaciones, y no de fórmulas narrativas para mantener la audiencia.

Entretanto esto ocurre, seguiremos con los acontecimientos. Pasando el rato. Seamos honestos.

 

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